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Cirugía Ortognática de los maxilares

La cirugía ortognática corrige las maloclusiones esqueléticas. Una maloclusión esquelética es aquella provocada por la malposición de los dientes y la malposición de sus bases óseas, ya sea maxilar o mandíbula, respecto al resto de la cara. Como se moviliza el esqueleto facial, puede llegar a provocar cambios faciales importantes. Por ello, buscamos hacer movimientos esqueléticos asociados a los cambios faciales más estéticos. Toda la cirugía ortognática se hace dentro de la boca, por lo que no hay cicatrices externas.

Se realizan estos tratamientos combinados cuando un tratamiento de ortodoncia por sí solo no logra colocar los dientes en la posición necesaria respecto a la arcada dental o esta posición es muy forzada e inestable. También es conveniente practicar cirugía ortognática cuando la función masticatoria es muy deficiente o la cara tiene desproporciones (demasiado larga, demasiado corta, cara hundida o mandíbula muy salida). En todos estos casos, se necesita un tratamiento combinado de ortodoncia y cirugía ortognática.

Los dos objetivos de la cirugía ortognática son una perfecta función masticatoria con los dientes bien alineados y nivelados, y una armonía facial con una cara bien proporcionada desde el punto de vista estético. Masticar con una malposición de los maxilares facilita la aparición de problemas en la articulación temporomandibular como artrosis o luxaciones de menisco. El tratamiento ortognático frena el deterioro de la articulación y hace que trabaje en una mejor situación, preservando la salud articular.

La malposición de los dientes también contribuye a desarrollar problemas de las encías como recesiones gingivales y enfermedad periodontal. El tratamiento ortognático en este caso mejora la salud gingival.

La malposición dental causa que algunos dientes soporten más fuerza masticatoria que otros, una situación biomecánicamente desfavorable que contribuye a una pérdida prematura de los dientes más castigados. En este caso, el tratamiento ortognático preserva dientes.

A través de un minucioso análisis facial y oclusal se valorarán los movimientos dentales y esqueléticos más convenientes en cada paciente. Realizamos una simulación informática de cómo será el resultado tras el tratamiento. El paciente dispone de toda la información.

La planificación inicial es realizada conjuntamente por el cirujano maxilofacial y el ortodoncista en base a unos análisis facial y dental, radiografías (ortopantomografía y teleradiografía), modelos de las arcadas dentales y otras pruebas específicas de cada caso.

La preparación ortodóncica previa a la cirugía suele durar entre 6 y 10 meses, durante los que acudirá a su cirujano (cada 3 meses) para ver la evolución de los movimientos dentales. Cuando la fase de ortodoncia inicial se ha completado, el cirujano reúne toda la información necesaria (mediciones faciales, fotografía de dientes y cara y modelos dentales) para la simulación de movimientos en modelos de laboratorio y se confeccionará la llamada férula quirúrgica, que reproducirá estos movimientos en el quirófano el día de la intervención. Una vez realizada la intervención, a las 3 semanas seguirá sus visitas de ortodoncia para los movimientos finales. Esta fase de ortodoncia postoperatoria suele durar entre 3 y 6 meses. Una vez acabada la ortodoncia, se retiran los brackets y damos por acabado el tratamiento…