Odontofobia y el miedo al dentista
La odontofobia o dentofobia consiste en un miedo anormal, injustificado y persistente a los dentistas, y a acudir a sus consultas. En España las visitas al dentista se encuentran entre las más bajas de Europa, lo cual provoca mayores costos en los tratamientos y una agudización de la enfermedad periodontal. A pesar de este miedo es altamente conveniente que se revise la dentadura al menos una vez al año.
Diferentes organizaciones alertan de una menor prevención en España:
– El presidente del COEM, Colegio oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la Primera Región, Soto-Yarritu afirma: ‘tenemos datos que nos muestran que las visitas al odontólogo han disminuido de forma drástica’.
– SEPA, Sociedad Española de Periodoncia, los últimos años han provocado una caída de la visitas al dentista debido a la crisis.
– Según la Encuesta Nacional de Salud 2011-2012 más del 55% de la población no acudió al dentista en ese año, frente a un 43% que sí lo habría hecho.
Se estima, por tanto, que un 90% de la población española padece alguna enfermedad periodontal. Los dentistas recomiendan consultas y revisiones periódicas, con el fin de prevenir los problemas, con el ahorro económico que ello conlleva. Soto-Yarritu: “Una enfermedad leve se controla mejor al inicio y los costes son siempre menores”.
Las consecuencias del abandono del cuidado de la boca no sólo son estéticas o están restringidas al área bucodental, también están aumentando las evidencias de que ciertas enfermedades periodontales provocan mayor riesgo de sufrir un evento cardiovascular, de tener diabetes o de controlarla peor.
Así pues es conveniente realizar una series de tareas con el fin de prevenir futuros problemas en nuestros dientes. Siguiendo las siguientes pautas podemos evitar estos problemas:
– El cepillado de los dientes, destacando la Técnica de Bass como una de las más efectivas a la hora de cepillarnos los dientes.
– Limpiar los espacios interdentales con hilos o sedas dentales.
– Usar enjuagues bucales.
– Reducir y controlar el consumo de alimentos azucarados.
– Asistir anualmente al dentista para que verifique el estado de la boca y nos aconseje individualizadamente de las medidas a adoptar.